Mazda RX-7 FD
El icono rotativo definitivo

Introducción
El Mazda RX-7 FD es uno de los deportivos japoneses más legendarios y deseados de todos los tiempos. Lanzado en 1992, fue la tercera y última generación del RX-7, y marcó un antes y un después en la historia de la marca gracias a su motor rotativo biturbo, su diseño atemporal y su filosofía de ligereza extrema. Hoy, es considerado un clásico de culto en el mundo del motor, comparable a iconos europeos como el Porsche 911 o el Ferrari 355, pero con un carácter mucho más exótico y radical.
Breve historia del modelo
Mazda presentó el RX-7 FD en 1992 como sucesor del RX-7 FC. Con esta generación, la marca buscó un deportivo que pudiera rivalizar con lo mejor de Europa, pero con la identidad única de la tecnología rotativa. El FD fue el primer coche de producción del mundo en montar un sistema de turbos secuenciales, que eliminaba prácticamente el lag y entregaba potencia de manera muy lineal.
En Japón se vendieron múltiples ediciones especiales (Type RZ, Type RS, Bathurst R y Spirit R), con mejoras en suspensión, frenos y peso reducido. La producción finalizó en 2002, cerrando un capítulo irrepetible en la historia de Mazda y del motor rotativo.
Diseño y filosofía
El RX-7 FD es una obra de arte en términos de diseño. Su carrocería baja y fluida, con líneas curvas y proporciones compactas, sigue siendo moderna incluso tres décadas después de su lanzamiento. Fue concebido con la filosofía de “menos es más”: un peso en torno a los 1.250 kg, un motor extremadamente compacto y un reparto de pesos casi perfecto (50:50).
El resultado fue un coche con un equilibrio dinámico sobresaliente, muy cercano a lo que se espera de un coche de competición homologado para la calle.
Motor y prestaciones
El corazón del RX-7 FD es el legendario 13B-REW, un motor rotativo de dos rotores con 1.3 litros de cilindrada real, aunque por su naturaleza equivaldría a un motor de 2.6 litros en pistones. Este bloque montaba un innovador sistema de turbos secuenciales:
El primer turbo entra a bajas vueltas para ofrecer una respuesta inmediata.
El segundo entra a medio régimen, ofreciendo un empuje continuo hasta el corte.
Prestaciones:
Potencia: entre 239 CV y 280 CV según versión y mercado.
Par: 294 Nm.
Velocidad máxima: alrededor de 250 km/h.
0–100 km/h: en unos 5,3 segundos.
Su sonido metálico y el modo en que sube de vueltas lo convierten en una experiencia única, completamente distinta a cualquier motor de pistones.
Experiencia de conducción
El RX-7 FD es uno de los coches más puros de su época. Su dirección rápida, el bajo peso y la suspensión ajustada al milímetro permiten una conexión con el asfalto difícil de igualar. No es un coche fácil: exige concentración, precisión y respeto, especialmente cuando el segundo turbo despierta.
En circuito se comporta como un auténtico deportivo de carreras. En carretera, ofrece una experiencia visceral y directa, con un nivel de feedback que hoy solo se encuentra en superdeportivos de seis cifras.
Mercado actual y precios
En Europa y Japón, los precios del RX-7 FD han subido de manera exponencial en los últimos 10 años. Unidades normales parten de 50.000–60.000 €, mientras que las ediciones especiales más cotizadas (como la Spirit R, considerada la cúspide del modelo) superan fácilmente los 90.000 €, llegando incluso a rozar los 120.000 € en estados excepcionales.
En España hay pocas unidades matriculadas, y la mayoría provienen de importación, lo que aumenta su exclusividad.
Potencial de revalorización
El FD tiene un altísimo potencial de revalorización. Sus puntos fuertes:
Última generación del RX-7.
Motor rotativo con turbos secuenciales, único en la historia del automóvil.
Producción limitada y muchas unidades ya desaparecidas por averías o modificaciones extremas.
Considerado uno de los “tres grandes JDM” junto al Nissan Skyline GT-R R34 y el Toyota Supra MK4.
Todo apunta a que su valor seguirá creciendo, sobre todo en versiones originales y bien mantenidas.
Consejos de compra
Comprar un RX-7 FD requiere cautela:
Motor rotativo: revisar historial de reconstrucción (los sellos de rotor suelen durar entre 80.000 y 100.000 km).
Modificaciones: abundan los swaps, preparaciones extremas y electrónica dudosa. Es recomendable priorizar coches de serie o con modificaciones de calidad.
Mantenimiento: exige disciplina; necesita consumir aceite (es parte del diseño) y no perdona descuidos en refrigeración.
Importación: comprobar documentación, homologaciones y estado del chasis (óxidos en coches de Japón o climas húmedos).
Conclusión
El Mazda RX-7 FD es un coche irrepetible. Su motor rotativo biturbo, su diseño sensual y su carácter salvaje lo convierten en un icono absoluto del automovilismo japonés. No es un coche para cualquiera: exige un propietario apasionado, que entienda su naturaleza delicada y que esté dispuesto a cuidarlo como merece.
Quien decida dar el paso, no solo se llevará un deportivo legendario, sino también una pieza de colección cuyo valor y prestigio no harán mas que crecer con el tiempo.








Fuente Fotográfica Tomini Classics